viernes, 7 de noviembre de 2014

El reino maldito

El reino maldito


Erase una vez, hace muchísimos años, dos niños que eran muy amigos y vivían en Cantabria. Uno se llamaba Iván y el otro Pablo. Iban a todos los sitios juntos, en vacaciones viajaban a partes de Europa: Francia, Italia, Alemania, Irlanda, Finlandia, Dinamarca…

Un verano todos estaban contentos por volver a viajar a otro país, pero entonces les llegó la peor noticia que podían recibir, que no iban a irse de vacaciones. A los dos amigos les explicaron que no podían irse por su situación económica, pero no lo entendieron y se enfadaron mucho con sus padres. Un día del verano estaban en sus casas aburridos y a Iván se le ocurrió que podía ir a casa de Pablo si sus padres le dejaban. Se lo preguntó muy enfadado y sus padres le dejaron ir.

Solo pasaron cinco segundos desde que Iván salió de su portal hasta estar plantado en el de Pablo. Llamó al timbre y los padres de Pablo le acogieron bien y le guiaron hasta la habitación de Pablo y aunque él ya la conocía les siguió encantado.

Entró en su habitación y nada más entrar los padres de Pablo les dejaron solos. Entonces Iván pudo ver a Pablo en su cama llorando. Iván le preguntó que porqué estaba llorando y Pablo le dijo que es que tenía muchas ganas de conocer otro país nuevo.

Estuvieron hablando un buen rato y quedaron en escaparse de casa el 29 de Febrero, es decir dentro de tres días.

Los dos estuvieron esperando el día. La noche anterior se volvieron a visitar para repasar su plan que era el siguiente: Se despertaron a las cinco de la mañana, es decir tres horas antes de lo normal. En la primera hora harían la maleta con todo lo necesario y entre la segunda y la cuarta se reunirían en el centro del pueblo para después tomar rumbo a donde fuese.

Empezó el plan, a las cinco de la mañana los dos estaban despiertos preparando la maleta y a las seis ya estaban de camino al centro del pueblo. A las seis y media los dos estaban reunidos con las maletas hasta arriba, se las montaron en el hombro y empezaron a andar.

Estuvieron andando unas dos horas, mientras tanto los padres de Iván y Pablo habían acudido a la policía para denunciar las dos desapariciones y habían colgado carteles por todos los sitios del pueblo.

Iván y Pablo al principio estaban muy convencidos de marcharse pero a medida que avanzaban iban echando más de menos a su familia. Estuvieron otras cuatro horas andando y encontraron un cartel en el que ponía “no pasar peligro” pero como ellos eran muy aventureros siguieron al cartel. Ya no había tiendas, casas y ni siquiera había una persona excepto ellos dos.

Siguieron el camino del cartel y llegaron a un magnífico palacio con ventanas doradas, puertas plateadas, techo multicolor… Llamaron a la puerta y un hombre elegante les recibió nada más tocar con los dedos la puerta. Les recibieron como si les estuvieran esperando desde hace mucho tiempo. A Iván y Pablo se les hacía muy raro que les acompañase a su habitación. Llegaron a su habitación, el hombre les dejó solos y se despidió diciendo que la comida era a las dos en punto. Pablo miró su reloj y vió que eran todavía las doce y media, es decir que tenían una hora y media para hacer lo que quisieran en su enorme habitación.

Estuvieron media hora en el jacuzzi y en la sauna y otra media en la piscina climatizada y en la zona de juegos. Se vistieron y bajaron. Estaban ansiosos por ver el palacio en el tiempo que les quedaba. Primero empezaron viendo el salón con pantalla gigante, el buffet gratis y la biblioteca. Después se encontraron al hombre elegante que les dijo que ya era la hora de comer y les acompañó a la mesa.

En la mesa estaba el rey, la reina y sus dos hijos, según el rey los presentó David y Goliat. Empezaron a comer, pollo asado, verduras, pescado, fruta, filete… en medio de la comida a Iván y a Pablo les entraron ganas de dormirse y en diez instantáneos minutos los dos estaban tumbados roncando en sus sillas.

El rey ordenó a sus caballeros que estaban alrededor de la mesa que le llevasen al mago dorado. Los caballeros obedecieron y le llevaron escaleras arriba hasta una enorme sala.

Allí todo era dorado, las sillas, las mesas, los jarrones, el suelo, el techo… entonces Iván y Pablo se despertaron. Observaron esa maravillosa sala dorada pero en un abrir y cerrar de ojos el mago dorado les convirtió a uno en sapo y a otro en ratón.

Aunque estaban despiertos estaban convertidos en animales que era mucho peor. Les volvieron a llevar al salón donde estaba la comida y el rey preparó una fogata.

Los dos niños aunque ahora animales estaban muy asustados. Pensaban que iban a morir pero entonces Iván vió a un lado de la mesa antídotos con los nombres de a lo que curaban. Iván empezó a buscar, tos, catarro y medicina rey dorado. Iván se lanzó de las manos del caballero y en cinco segundos ya se lo había echado a su amigo y en otros dos a él mismo. Cogieron la botella de champán de la mesa y se lo tiraron a todos los presentes. Cuando la botella se acabó salieron por la puerta plateada y salieron huyendo. En vez de seis horas tardaron tres pero corriendo por el miedo que tenían. Llegaron al pueblo y nada más entrar en el pueblo vieron a sus padres llorando. Entonces Iván y Pablo fueron hacia ellos y las dos familias lloraron juntas de alegría y desde ese momento Iván y Pablo nunca volvieron a escaparse.

Fin


     

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