La cueva del Yeti
Había una vez un niño llamado Juan. Juan era un niño muy aventurero y todos los días cruzaba el bosque que daba con un enorme sitio nevado y con mucho viento, siempre exploraba algo. Pero un día explorando encontró una cueva gigante cubierta de rocas. Escaló las rocas hasta llegar a un sitio oscuro y tenebroso en el que se oían pasos cada vez más fuertes y Juan cada vez sentía más miedo cuando los pasos le estaban reventando los tímpanos un monstruo gigante, peludo, feo y entero blanco se acercó a él. Juan creía que ese iba a ser el último día que exploraba en ese sitio más que nada porque creía que se iba a morir. El Yeti le intentó atacar pero entonces Juan tropezó con una piedra y cayó en un enorme agujero, Juan pensaba que ese sitio cada vez era más raro. Cuando estaba en el fondo del agujero una puerta gigante le llamó la atención. Entró por la puerta y detrás de la puerta había un enorme paisaje lleno de árboles nevados, a Juan el paisaje le parecía estupendo si no fuese por el viento que hacía. Juan estaba muy feliz por haber encontrado aquel sitio tan nevado y con tanto viento. Entonces empezó a oír llantos, se dirigió al sitio del que provenían los llantos, cuando vió a un muñeco de nieve, lo único que pensó fue en preguntarle por qué lloraba, pero el muñeco de nieve casi ni podía hablar de lo que estaba llorando entonces por un momento pudo hablar y dijo que es que su padre le había abandonado y no tenía ningún amigo entonces le propuso que si quería ser su amigo cuando le dijo que sí el muñeco de nieve no podía estar más contento entonces se hicieron los mejores amigos del mundo.
Foto: aventurasextraodinarias.blogspot.com
Fin